jueves, 12 de enero de 2017

Lo que aún se puede mejorar en los libros electrónicos

Si cuando digo que me he aficionado a las listas… En fin, esta entrada viene a cuento de un par de artículos que he leído en las últimas semanas. En uno de ellos [en inglés], el autor se define como lector digital decepcionado por una serie de malas prácticas en los libros electrónicos. En el otro, más reciente, se enumeran las desventajas de los ebooks, algo que, textualmente, “se abrió paso como una espléndida invención sin pensar en los riesgos que entraña”. Aunque hay varias cosas en las que no estoy de acuerdo, básicamente en el segundo artículo, sí que es cierto que no todo son ventajas en la lectura electrónica y que aún tenemos varios aspectos que mejorar. Sin olvidar que no se trata de conseguir la perfección —imposible, por otro lado— ni de superar al libro de papel —esto no es una competición—, sino de conseguir una experiencia de lectura, sea en el formato que sea, lo mejor posible.
  • Encontrabilidad. Ya había escrito sobre esto hace algún tiempo y creo que seguimos sin dar con una manera razonable de superar la sobreoferta, entre novedades editoriales, fondo que nunca se agota y autopublicados. Y no, no me valen los tan manidos algoritmos, que pueden saber mucho de tendencias, gustos masivos, etcétera, pero no de lo que me gusta específicamente a mí como lectora ni de cuán buenas son nuestras novelas a pesar de que seamos una microeditorial.
  • Precio. Me resulta inconcebible que aún haya editoriales que vendan las ediciones digitales a un precio mayor que las de bolsillo, o que un libro electrónico de ficción pura y dura cueste 15€ o más, pero ocurre, y con frecuencia
  • DRM, y todo lo que conlleva: limitación de dispositivos, limitación de la lectura, imposibilidad (o elevada dificultad) de préstamo, limitación en la propiedad del libro. Hemos hablado de esto aquí en numerosas ocasiones y, si sois habituales del blog o conocidos de la editorial, ya estaréis al tanto de nuestra opinión. Nosotros, como cada vez más editoriales, publicamos sin ningún tipo de DRM.
  • Extra: Privacidad. Esta es, en mi opinión, una práctica que cada día estará más presente en nuestra vida como consumidores, promovida por las grandes plataformas y más allá del ámbito digital. En la librería de la esquina también saben qué libros compramos, nuestros géneros favoritos y nuestros hábitos de compra, y no por eso nos hemos quejado nunca. El truco, creo, es poder elegir qué información queremos compartir y cuál no.
Lo mejor de esta lista es que estos problemas ya se han solucionado y se evitan en ciertas editoriales/librerías/plataformas, luego no es imposible eliminarlos. Pero mientras no lo hagamos todos los que nos dedicamos a esto, el libro digital seguirá llevando la etiqueta de “malo”, aunque algunos seamos “buenos”.

4 comentarios:

  1. Siempre he defendido los ebooks y no puedo estar más de acuerdo con vosotros.
    Lo del precio me parece especialmente vergonzoso.
    Supongo que es cuestión de tiempo que vayan cambiando ciertas mentalidades.
    ¡Un saludo!

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    1. Eso creo yo también, que hace falta un poco más de tiempo. Muchas gracias por pasarte por aquí y comentar, Adella.

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  2. La encontrabilidad/descubribilidad es el gran reto del libro, pero también de las marcas. Lamentablemente, hoy es más visible quien más dinero tiene para campañas de marketing (esto no significa que guste, sea bueno, etc.).

    Coincido en el precio, un libro digital no puede valer más que un libro en bolsillo si existe esta versión. Hay libros impresos a 21/22 euros que tienen sus versiones digitales a 14/45 euros, y me parece un disparate. Distinto es cuando solo existe la versión en digital y es el único formato disponible para acceder a conocer el contenido.

    La privacidad es un tema que siempre sale a relucir en charlas y ponencias, y por lo general es para poner el grito en el cielo por la invasión a la intimidad y cosas por el estilo. Pero luego va que esa misma gente es la que comparte en sus redes sociales dónde está comiendo, qué ropa se ha comprado, a qué hora va a desayunar, si está sol@ mirando TV o va al cine con alguien, etc. Es decir, se clama por una privacidad que quien primero se la salta y pone en riesgo son ellos mismos.

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    1. Estoy totalmente de acuerdo contigo, Mariana, en el tema de la visibilidad (que es mayor a mayor presupuesto) y en lo de la privacidad. Yo también me sorprendo con ese tipo de actitudes.

      ¡Muchas gracias por pasarte por aquí y comentar!

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