jueves, 25 de febrero de 2016

¿Escribes novela negra? Te esperamos en sinerrata

En este tiempo que llevamos publicando hemos ido forjando un catálogo del que estamos extremadamente orgullosos, plagado de historias que de una forma u otra nos han tocado el alma, y esperamos que también a vosotros, los lectores. Hemos crecido con los autores, apostando por una edición de calidad en la que ellos también están involucrados, y hemos aprovechando al máximo nuestro carácter cien por cien digital para que nuestros libros estén disponibles en las principales librerías online aquí y al otro lado del Atlántico, en las plataformas de lectura por suscripción y hasta en formato papel a través de la impresión bajo demanda.

A estas alturas, y conscientes de lo mucho que nos queda y queremos hacer, nos gustaría invitar a nuevos autores a formar parte de esta casa.

De nuestras tres colecciones, sintemporánea, sinlímite y sinrastro, es esta última, dedicada a la novela negra, la que más está creciendo, empujada por los lectores y por talentosos escritores. Y queremos que crezca aún más, por lo que, después de más de un año con la recepción de nuevos originales cerrada, lanzamos este anuncio para pediros que, si tenéis un manuscrito de género negro inédito y queréis publicar con nosotros, nos enviéis vuestra propuesta editorial y estaremos encantados (y muy agradecidos) de poder leerla y evaluar su posible inclusión en el catálogo de sinerrata.

Podéis encontrar la información acerca de dónde y cómo enviarlo en nuestra web.

viernes, 19 de febrero de 2016

¿Qué crimen ha cometido la novela negra?

Tres artículos en una semana, dos de ellos cuestionando abiertamente la calidad de la novela negra y de quienes se dedican a cultivar el género, y un tercero aportando un poco más de equilibrio al tema son suficientes mimbres para hacer un cesto, o en este caso un artículo comentando brevemente el asunto. Confieso que el tercero de ellos se me ha adelantado en la intención de hablar de las parrafadas que han tenido a bien regalarnos Alberto Olmos y Eduardo Lago y casi, casi coincidimos hasta en el título.

Pero, como diría Jack el Destripador, vayamos por partes.

Sherclok se muerde la lengua para no hablar
Siempre es interesante leer a Alberto Olmos, aunque precisamente porque le leo, sé que le gusta provocar, buscar la reflexión, y me cuesta medir hasta donde llega lo que piensa, y donde empiezan los órdagos dialécticos y las boutades. Hace comentarios interesantes sobre el origen de la novela negra, y sobre su evolución, pero sin reconocer nada de valor a lo que se va encontrando. Cuando la novela negra se desenvolvía entre tazas de té y tapetes de ganchillo le molestaba, cuando empezó a mostrarnos rincones sucios y malolientes de diversos rincones de Estados Unidos le siguió molestando, y si la acción se traslada a Suecia o el Baztán, pues le sigue sin coger el punto. ¡Qué le vamos a hacer!

¿Qué es lo que veo yo? Un género vivo, que se ha ido adaptando a los tiempos que corren, y que en cada época nos ha dejado un personaje inimitable. Podríamos estar semanas hablando del hipnotismo que ejerce un Sherlock Holmes que sigue generando obras de ficción de calidad, adaptando su retorcida forma de ser a los tiempos que corren. Alberto Olmos ve en la novela negra el fin de la literatura, algo que al parecer no ve en géneros como el romántico, el erótico-fustigador, o las novelas del tipo ponga-usted-un-templario-en-su-vida. ¡Curioso cuanto menos!

Eduardo Lago en la entrevista que le hacen en El Asombrario, (genial como siempre en las preguntas que hace Anna María Iglesia), directamente pone el punto de vista en los escritores del género, al decir que la novela negra es el refugio de los mediocres. Yo si algo odio en esta vida es la generalización, (bueno, y algunas otras cosas), y simplemente es una afirmación que no entiendo. ¿Realmente puede Lago afirmar que hay más mediocres por metro cuadrado en la novela negra que en otros géneros? Mediocres los hay escribiendo novela histórica, novela romántica; en la fantasía y en la ciencia-ficción, géneros que adoro, los hay a paletadas: a veces aficionados que en su amor en el género se atreven a parir una obra si estar preparados para ello.

Por un lado la autoedición es una puerta abierta para cualquiera, (y yo defiendo eso, ya se filtrará), y por otro lado tanto escritores como editoriales ponen el ojo en los géneros de moda, y eso genera una sobredosis de obras, y una bajada en la calidad, porque no todas las obras pueden ser igual de buenas.

sinerrata editorial, con la que colaboro, tiene a dos escritores que escriben sendas sagas de novela policíaca, y creo que son de calidad. Yo veo que Amalia, la editora, busca no alejarse de un género que ama, pero sin renunciar en ningún momento a la calidad. Yo entiendo que Eduardo Lago tiene una clara preferencia por, lo diré así, una literatura de mayor calado, y que probablemente lo que aspira a ser comercial le da alergia, pero hay generalizaciones que sobran. Yo personalmente apuesto más por intentar hacer mejor lo mío y arremeter menos contra los demás. Probablemente, (acto de contricción), porque no tengo demasiado de lo que presumir.

Del último artículo, del resumen que hace Eva Orúe en Infolibre, con opiniones en un sentido y en otro, me quedo con la frase de Borges: "Cabe sospechar que ciertos críticos niegan al género policial la jerarquía que le corresponde solamente porque le falta el prestigio del tedio". A los demás les dejo que me sigan informando de que la novela negra ha muerto, de que a la novela histórica como género le quedan tres días, sobre el fin de la literatura, del declive de la novela, y de otros apocalipsis varios.

jueves, 11 de febrero de 2016

El precio de los libros o la mercantilización de la lectura

Ayer me encontraba con este breve en la web sobre libros y lectores electrónicos Todo eReaders, en el que se comenta y opina sobre unas declaraciones de Jeff Bezos, el mandamás de Amazon, acerca del precio de los libros. Dice Bezos que los libros en general y los ebooks en particular son caros y que si los editores quieren competir con otras formas de entretenimiento, como los juegos o las redes sociales o la televisión, tienen que poner precios más bajos. (He estado buscando la entrevista original a Bezos para poder valorar mejor sus afirmaciones y os dejo aquí este artículo en la web Venture Beat donde se mencionan, por si os interesa [en inglés]).

Es, en mi opinión, innegable que hay algo de cierto en esa aseveración. Hoy en día, la lectura compite con variadas formas de entretenimiento y los editores, entre otros actores, debemos pelear con todas nuestras armas para que siga siendo una de ellas. Y el precio es una herramienta nada desdeñable para conseguirlo. Pero, ¿es la única? O, yendo un poco más allá en mi reflexión, ¿es realmente el precio de los libros lo que relega la lectura a un segundo plano por detrás del Candy Crash, Facebook o Netflix, como se afirma en la entrada de Todo eReaders? Sinceramente, yo opino que no.

Para empezar, siempre ha habido y sigue habiendo opciones gratuitas para leer; estoy hablando de las bibliotecas, por supuesto, que ya ofrecen libros electrónicos. En el caso particular de los ebooks, también se pueden conseguir gratis o muy baratos, gracias, por ejemplo, a las ofertas de algunos puntos de venta. Además, tenemos a nuestra disposición varios servicios de lectura digital por suscripción, al estilo Netflix y a precios similares, como Nubico, 24symbols, skoobe, readify o scribd. Y no me vale el argumento de que para leer en digital hace falta comprarse un dispositivo que también es caro, porque se puede usar para ello el mismo aparato en el que se está jugando.

Lo que yo creo es que leer, por regla general, supone una actitud quizá más activa que estar sentado delante de una pantalla, es decir, que puede requerir de un mayor esfuerzo (escribo esta frase con muchísima precaución porque ni me refiero ni quiero entrar en el debate “intelectual”, menos aún cuando la participación en las redes sociales implica, entre otras cosas, leer), y que estamos fracasando garrafalmente en la promoción de la lectura, como sociedad. Hay muchas cosas que hacer a este respecto, entre otras trabajar para que el acceso a la lectura sea lo más fácil posible, lo que incluye por supuesto precios asequibles, pero no solo. Identificar el descenso en los índices de lectura con precios altos creo que nos impide ver el problema en toda su dimensión y además solo favorece a los agentes que pretenden simplemente mercantilizarla.

jueves, 4 de febrero de 2016

¿Cuál crees que puede ser el aporte de la tecnología a la literatura?

Pasa el tiempo y empiezo a tener la sensación que desde Sinerrata os hemos lanzado este mensaje en infinidad de ocasiones. Pero también creo que no vamos a dejar de hacerlo: lo que importa es la literatura, y si hay algo que ofrezca la tecnología para llevar buenos libros a cuanta más gente mejor, lo inteligente es usarlo. Si algo va en detrimento de esta tarea, lo mejor es prescindir de ello, pero pienso que la forma interesante de ver las cosas es sentarse a pensar qué cosas positivas podemos hacer gracias a la tecnología. 

Llegaba ayer a un artículo interesante en Lecturalia, sobre un tema de bastante actualidad: los datos que la industria editorial puede recoger de los lectores de e-readers conectados a Internet. Al final la conclusión del articulista, Alfredo Álamo, es más bien pesimista. Sobre este tema en concreto considero que no le falta razón, aunque tampoco tiene por qué ser así. Lo sé, soy un poco críptico, pero leed el artículo y formaros vuestra propia opinión. Aunque al que le preocupe este tema simplemente le sugeriría que compre e-books en tiendas que no le “obliguen a leer en la nube”.

De todas formas la reflexión que quiero hacer hoy es que al leer el título del post de Alfredo me esperaba otra cosa. Cómo la tecnología puede cambiar el futuro de la literatura es una frase que promete algo, que a mí personalmente me motiva a pensar en multitud de cosas positivas: desde el trabajo que se está haciendo para que la lectura sea accesible a personas con problemas de visión, hasta lo interesante que es una pequeña editorial de cualquier país del mundo pueda distribuir con facilidad una obra por todo el globo. 

Vivimos tiempos de cambio; que coincida una profunda crisis económica con la fricción entre la apuesta por la literatura digital de unos y la renuencia de otros, hace que tengamos delante una ecuación con demasiadas incógnitas. Nos gustaría, desde sinerrata, lanzaros una pregunta: ¿cuál crees que puede ser el aporte de la tecnología a la literatura? Responded como os guste, pero yo os animaría a ser positivos, a ver más oportunidades y menos crisis, a pensar que la literatura siempre va a estar ahí, a pesar de competir con más formas de ocio que nunca, a confiar es que tendremos más variedad de libros, y todos ellos a nuestro alcance.